El corcho y los ecosaberes

Damos paso a la segunda entrada de este blog, y como no podría ser de otro modo, lo hacemos con una iniciativa “hermana” como es el mapeo de ecosaberes en la Sierra de Espadán que allá por el verano de 2016 realizaron nuestras buenas amigas Elena, Joana y Natalia, o lo que es lo mismo la Asociación Arrelaires, y que tuvo como resultado el sitio web Arrelant el Territori, al que podéis acceder a través del siguiente enlace:

http://www.arrelantelterritori.org/mapa

De hecho, fue precisamente esta iniciativa una de las circunstancias que motivaron la puesta en marcha del proyecto SuberLab, especialmente la constatación del hecho, gracias al mapeo de las Arrelaires, de la escasa presencia en el territorio de personas que trabajen exclusivamente un recurso natural tan abundante en la sierra como el corcho, más allá de los “aguerridos” sacadores.

Serán estos artesanos del corcho las primeras personas a las cuales visitaremos para confeccionar las próximas entradas de nuestro blog. Estad muy atentos y atentas…

¿Por qué el corcho?

La Sierra de Espadán es un territorio montañoso, situado al sur de la provincia de Castellón, muy reconocido por la extensión de sus bosques de alcornoques, únicos en la Comunidad Valenciana, lo que le valió en 1998 la declaración como Parque Natural. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, los alcornocales se caracterizan por ser uno de los ecosistemas forestales con mayor biodiversidad del mundo, llegando a albergar hasta 135 especies vegetales por cada 1.000 m2.

Sin embargo, este ecosistema ya hace tiempo que padece un lento pero constante proceso de degradación relacionado con múltiples factores, entre los que destacaríamos el cambio climático -con la modificación del régimen de lluvias que éste conlleva- y el abandono de la actividad forestal vinculado a la baja rentabilidad del sector y a la escasa mano de obra disponbible a causa del despoblamiento. Todo ello se traduce en un deficiente estado sanitario de los alcornoques, que ven reducida su extensión en favor de las pináceas, con la consiguiente pérdida de biodiversidad y aumento de la vulnerabilidad frente a los incendios forestales que ello supone.

Muchos de los alcornoques de Espadán fueron plantados por sus antiguos pobladores a principios del siglo XX como respuesta al aumento de la demanda de corcho para la industria taponera de Cataluña y a la pérdida de recursos a consecuencia de la plaga de filoxera que asoló sus viñas. Este material ha sido empleado por la industria y artesanía local en la fabricación de múltiples utensilios, entre ellos sus emblemáticos tapones, hasta que a finales del siglo XX los derivados de petróleo se impusieron gracias a su menor coste y mayor versatilidad, lo que unido al encarecimiento de la mano de obra y a un estancamiento de los precios pagados, han supuesto el progresivo abandono del manejo de las fincas de alcornoque y la consiguiente degradación del ecosistema.

En la actualidad existen todavía varias fabricas en funcionamiento -situadas en Eslida y Soneja- que producen tapones para la industria alimentaria y que desmenuzan el corcho sobrante y de peor calidad y lo convierten en materia prima para otros tipos de industria (construcción, decoración, textil, etc.). No obstante, es difícil encontrar personas o empresas radicadas en el territorio que trabajen este material y lo transformen en otro tipo de bienes de consumo, tal y como puso de manifiesto el mapeo realizado por la asociación Arrelaires en verano de 2016.

Teniendo en cuenta que la extracción del corcho en la Sierra de Espadán sigue siendo una actividad semi-artesanal estrechamente vinculada a la gestión forestal sostenible, y en un contexto como el actual de crisis ecológica y pérdida de población en las zonas de interior, consideramos prioritario promover los usos y aprovechamientos de los recursos naturales presentes en el territorio, tratando de adaptarlos a las necesidades actuales y futuras de la sociedad.

Territori Espadà

Espadán en red /Espadà en xarxa