Por fin llego el día y pudimos charlar con el primer -y por ahora único- artesano de la Sierra de Espadán que apuesta por el corcho de una forma decidida. Su nombre es José y es vecino de Eslida, la población corchera por excelencia: no en vano podemos encontrar todavía en ella dos fábricas de tapones y una trituradora.
José no ejerce la actividad profesionalmente, ya que trabaja a tiempo completo y por cuenta ajena, dedicándole al corcho únicamente sus ratos libres, que últimamente no son muchos. Tiempo atrás, cuando esos momentos eran más frecuentes, José llego a ser un habitual en las pequeñas ferias de verano que se organizaban en los pueblos de la Sierra de Espadán. A día de hoy solo conserva una reducida muestra de sus piezas, aunque mantiene intacto su pasión por el corcho, y lo que es más importante, atesora la experiencia y el saber-hacer adquirido durante todos estos años.
Nos encontramos ante un autodidacta, un hombre que todo lo que sabe sobre el corcho lo aprendió haciendo, deshaciendo e incluso sacando. Digamos que el amor por este material no le viene de familia… o sí, según se mire, ya que históricamente el corcho fue un recurso fundamental para la subsistencia de los habitantes de la sierra, entre los que se encuentran sus antepasados.
Atendiendo a los materiales empleados, podemos decir que José se ha especializado en el corcho natural, o lo que es lo mismo, no ha tenido a bien emplear el aglomerado (corcho triturado al que se le añade un aglomerante), lo que a nuestro parecer constituye un claro ejemplo de apuesta por el aprovechamiento de los recursos locales. En concreto, dos son los formatos de trabajo utilizados: por un lado los tapones de corcho natural, con algún tipo de defecto, que son rechazados por la industria taponera y cuyo destino sería la trituradora; y por otro lado unos prismas rectangulares cortados a medida y lijados que se obtienen de las panas de corcho que emplea la industria taponera como materia prima.
En lo referente a los objetos manufacturados, queremos destacar por encima del resto las alfombrillas o esterillas, que recuperando uno de los antiguos usos entre la población local, actúan a modo de barrera aislante entre el calor del cuerpo humano y el frío del suelo. Gracias al innovador diseño desarrollado por José, y que dota al conjunto de piezas articuladas la capacidad para enrollarse y conservar su forma, estamos seguros de que a cualquiera de nosotros/as se le ocurrirían multitud de usos diferentes.






Para realizar todas estas obras de arte, el taller de José no requiere de herramientas especiales, más allá de un taladro, una buena cuchilla y un juego de gubias.
Uno de los impedimentos que plantea este artesano a la hora de poder ganarse la vida algún día con sus creaciones (o al menos complementar sus ingresos), es el hecho constatado de que la población local no valora la cantidad de horas invertidas en su manufactura, o dicho de otro modo, la mayoría de paisanos/as no están dispuestos a pagar el precio final de venta, a pesar de que muchos feliciten al artista por la calidad y belleza del producto. En este sentido José apunta que sus principales clientes son extranjeros (mayoritariamente franceses), así como residentes en otras comunidades autónomas.
Este dato es especialmente relevante a la hora de analizar las diferentes posibilidades para la comercialización de productos elaborados con un material que, según las fluctuaciones del mercado, puede alcanzar los 9 €/kg en forma de pana taponable. Una de las opciones, según José, sería alcanzar acuerdos con los suministradores para abastecerse de panas de menor grosor que no reúnan las dimensiones mínimas para la industria taponera, lo que podría reducir el precio del producto final.

Otro de los retos que nos plantea José es el hecho de que el corcho de la Sierra de Espadán, a pesar de un crecimiento más lento que el resto (saca cada 12-14 años), lo que en teoría le confiere una mayor calidad, en la práctica se ve muy afectado por plagas y enfermedades debido, entre otros, a una deficiente gestión selvícola, obligando a la industria taponera de la Sierra de Espadán a emplear en un porcentaje muy elevado corcho que proviene de otros territorios (principalmente Extremadura y Andalucía), y condenando el corcho serrano a la trituradora.
Estos aspectos es importante que los tengamos en cuenta si queremos garantizar ante el consumidor final el origen de la materia prima empleada, uno de los principios que justifican la puesta en marcha del laboratorio de corcho SuberLab.Estos aspectos es importante que los tengamos en cuenta si queremos garantizar ante el consumidor final el origen de la materia prima empleada, uno de los principios que justifican la puesta en marcha del laboratorio de corcho SuberLab.
Que arte!!
Estoy de acuerdo con José de que es difícil vender a la población local. Creo que en general la gente no está educada para apreciar y valorar el trabajo artesano como lo están en otros países.
Me encantó el articulo, enhorabuena!
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Muchas gracias Ana por tu comentario. Pronto te tocará a ti mostrarnos tus obras de arte 😉
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