Ya tiene fecha el tercero de los talleres prácticos de corcho, que se impartirá en 2 turnos: el 19 y 20 de mayo de 2021 el primer grupo, y el 22 y 23 de mayo de 2021 el segundo grupo, ambos en las instalaciones del albergue La Surera en Almedíjar. En esta ocasión contaremos con la presencia de Elena y José, del proyecto «Sonrisas de Corcho», quienes nos enseñarán a elaborar collares de diseño, recipientes de bornizo, posavasos pirograbados y colgantes de mariposas, todo a partir de corcho natural (no aglomerado).
El taller no tiene ningún tipo de coste para los alumnos/as, ya que está subvencionado por Bankia y la Fundació Caixa Castelló a través de la Convocatoria de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible 2020.
Cada una de las 2 jornadas que componen cada turno será de 8 horas, 4 por la mañana y otras 4 por la tarde, con un total de 16 horas por taller. Los talleres son eminentemente prácticos, de tal forma que se aprenderá haciendo. Los gastos de manutención (comidas y refrigerios) también están cubiertos por la subvención. Si alguno de los alumnos/as quiere quedarse a cenar y dormir deberá hacer la correspondiente reserva en el albergue.
Los/as interesados/as deberéis mandar un email a la dirección tecnicsase@serra-espada.org con vuestro nombre y apellidos, teléfono, el municipio donde estáis empadronados (adjuntar certificado de empadronamiento), el turno en el que os interesa inscribiros (primer o segundo grupo), y una breve explicación sobre cuál es vuestra relación previa con el corcho y cuáles son vuestras expectativas con respecto al taller.
Las plazas están limitadas a 10 personas por turno, debido a las actuales restricciones sanitarias. En el caso de que hubiesen más solicitudes que plazas se procederá a seleccionar a los/las participantes en función de su municipio de empadronamiento y/o de sus motivaciones.
Como seguramente ya sabéis, los pasados días 8, 9, 10 y 11 de abril se organizaron los primeros talleres prácticos del Laboratorio de Corcho SuberLab, razón por la cual nos gustaría aprovechar para compartir con vosotros/as algunas de nuestras impresiones alrededor de la formación impartida.
En primer lugar, deciros que los dos grupos se completaron y que los/las participantes quedaron bastante satisfechos/as con los conocimientos y habilidades adquiridas. Y es que para el primero de esta serie de talleres prácticos recurrimos como docente a Moisés González Zanca, un experimentado artesano que, a pesar de no ser un experto en corcho, en el sentido que trabaja también otras disciplinas como cerámica, cestería, etc. conoce a la perfección este material y su comportamiento, además de contar con una larga trayectoria como formador, lo que le permitió conectar rápidamente con los alumnos/as y cumplir con los objetivos pedagógicos marcados. Así pues, como se suele decir vulgarmente, con Moisés apostábamos a caballo ganador… y ganamos.
En cuanto al espacio donde se desarrollaron los talleres, el aula-taller del albergue La Surera nos permitió trabajar con comodidad a un número total de 8 alumnos/as y 1 profesor por grupo, sin embargo la gran cantidad de serrín y polvo generado en ocasiones redujo el confort de los alumnos/as, razón que nos ha llevado a plantearnos la posibilidad de impartir los próximos talleres al aire libre, en concreto en el amplio patio del albergue, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan.
En lo que respecta a los materiales y herramientas empleadas, a pesar de haber encontrado recientemente un proveedor local de corcho, para este primer taller recurrimos al corcho que el mismo docente recogió a su paso por Talavera de la Reina (Toledo). En este sentido señalar la increíble versatilidad del corcho, que permite realizar una gran cantidad de objetos sin necesidad de sofisticadas herramientas, así como rectificar los defectos en cualquier fase del proceso de elaboración, especialmente cuando hablamos de piezas rústicas, si bien hay determinadas tareas que a la larga resultan excesivamente duras y aconsejarían el uso de equipos eléctricos (corte, desbastado, lijado, etc.).
El tiempo total disponible fue suficiente para realizar las artesanías propuestas por el profesor, en concreto un «tajo» (taburete típico de los territorios corcheros) y una caja, lo que permitió a los/las aprendices dedicar las últimas horas del taller a dar rienda suelta a su imaginación y elaborar, con la inestimable ayuda del profesor, sus propias creaciones con el corcho sobrante, tal y como se puede apreciar en las fotografías tomadas donde se muestran los resultados de la formación.
Finalmente queremos agradecer la visita de Celia, Mónica y Luís, miembros del Área de Innovación, Experimentación, Formación y Comunicación del Centro Nacional de Referencia para la Transformación e Instalación de Madera y Corcho, dependiente del Servicio Valenciano de Ocupación y Formación (LABORA), que vinieron a conocer de primera mano el proyecto SuberLab y editaron un magnífico vídeo con el material audiovisual recogido durante el primer taller.
Ya tiene fecha el segundo de los talleres prácticos de corcho, que se impartirá el 29 y 30 de abril de 2021 en el aula-taller del Albergue La Surera en Almedíjar. En esta ocasión contaremos con la presencia de Juan Carlos Sánchez del Peso, del proyecto Artesanía «Aves y Luna», quien nos enseñará a construir cajas nido, adaptadas a las diferentes especies de aves de la zona, y a tallar figuras de animales sobre corcho natural.
El taller no tiene ningún tipo de coste para los alumnos/as, ya que está subvencionado por Bankia y la Fundació Caixa Castelló a través de la Convocatoria de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible 2020.
Cada una de las 2 jornadas que componen el taller será de 8 horas, 4 por la mañana y otras 4 por la tarde, con un total de 16 horas por taller. El taller es eminentemente práctico, de tal forma que se aprenderá haciendo. Los gastos de manutención (comidas y refrigerios) también están cubiertos por la subvención. Si alguno de los alumnos/as quiere quedarse a cenar y dormir deberá hacer la correspondiente reserva en el albergue.
Los/as interesados/as deberéis mandar un email a la dirección tecnicsase@serra-espada.org con vuestro nombre y apellidos, teléfono, el municipio donde estáis empadronados (adjuntar certificado de empadronamiento) y una breve explicación sobre cuál es vuestra relación previa con el corcho y cuáles son vuestras expectativas con respecto al taller.
Las plazas están limitadas a 10 personas en total, debido a las actuales restricciones sanitarias. En el caso de que hubiesen más solicitudes que plazas se procederá a seleccionar a los/las participantes en función de su municipio de empadronamiento y/o de sus motivaciones.
Y como colofón de nuestra ruta por los territorios corcheros de la Península, pusimos rumbo hacia las provincias andaluzas corcheras por excelencia: Cádiz y Málaga.
Justo en la frontera entre estas dos provincias, en uno de los principales accesos al Parque Natural de Los Alcornocales, se ubica uno de los centros de referencia para el sector corchero andaluz: la Suberoteca de Andalucía, en el término municipal de Alcalá de los Gazules.
En este espacio dependiente de la Junta de Andalucía, se lleva un control exhaustivo de la calidad del corcho que se saca cada campaña. Un servicio de especial relevancia para un territorio donde la saca sigue teniendo un fuerte impacto sobre la economía local, especialmente de la mano de los jornales que perciben sacadores de corcho (corcheros) y arrieros.
En la Suberoteca tuvimos la oportunidad de conocer a Juan León “Moreno”, que trabaja para la Junta de Andalucía y que durante sus ratos libres convierte el corcho en verdaderas obras de arte de estilo rústico. Juan, que también es corchero, se abastece principalmente de las panas de corcho crudo que selecciona en cada campaña y que el mismo hierve y prensa. Como suele ocurrir, las herramientas empleadas para labrar el corcho son de lo más sencillas, y en su caso destaca una colección de cuchillos fabricados en Portugal que maneja con increíble precisión. Sus creaciones no se venden en ninguna feria y tampoco acepta encargos. Tan solo los visitantes de la Suberoteca tienen el privilegio de poder disfrutar de la pequeña exposición donde se muestran.
De Alcalá de los Gazules nos trasladamos hasta Jimena de la Frontera, otro municipio gaditano de gran tradición corchera, donde los sacadores de corcho y arrieros llevan tiempo organizándose con el objetivo de mejorar sus condiciones laborales.
Y es en esta localidad donde vive Javier, hijo y nieto de corcheros, cuya destreza y creatividad con el corcho nos sorprendió gratamente. Javier elabora en sus ratos libres estas maravillas, que solo comparte con familiares y amigos.
Todavía en la provincia de Cádiz, no podíamos dejar de visitar en Tarifa a Manuel Medina, al que conocimos a través de un programa de televisión de Canal Sur. Manuel, que de joven trabajó como arriero, es un autodidacta que ha desarrollado una técnica y un estilo muy particular en la confección de objetos y utensilios de corcho. En el pasado era habitual encontrarlo vendiendo sus artesanías por los mercados locales, pero el escaso reconocimiento al valor de su trabajo hizo que desistiera hace solo unos años. Aunque su actual ocupación ya no le deja mucho tiempo para dedicarle al corcho, todavía conserva la pasión por este material, así como una buena muestra de sus creaciones.
Y como última parada dentro de nuestra gira por tierras andaluzas, viajamos hasta la histórica localidad de Ronda, en los alrededores de la cual pudimos visitar el taller de Elena y José, o lo que es lo mismo: Sonrisas de Corcho.
Estos dos enamorados del alcornoque y de su piel, elaboran bisutería de muy alta calidad y belleza, además de otros objetos como cajas nido, lámparas, colgantes, etc. destacando su trabajo por la originalidad tanto de los diseños, como de los procedimientos aplicados. Iniciaron su actividad cuando todavía vivían en el cercano Valle del Genal, un paraíso para los amantes de las quercíneas y de la cultura morisca. Hasta la irrupción de la pandemia, vendían sus artesanías entre diferentes ferias anuales en las que participaban y un puesto permanente en una de las calles más turísticas de Ronda. Las herramientas que emplean son bastantes sencillas, abasteciéndose con pequeñas cantidades de corcho que consiguen a través de sus contactos en la zona.
No queremos finalizar esta crónica sin agradecer la amabilidad y generosidad de personas como Manuel Díaz, de la Suberoteca de Andalucía; Juan Manuel Gutiérrez, presidente de la Asociación de Corcheros y Arrieros de Andalucía (ACOAN); y especialmente dos “friquis” del corcho como yo: Ignacio García, Director Ejecutivo de Euronatura, y Agustín Coca, antropólogo de la Universidad Pablo de Olavide.
Tras nuestra aventura por tierras extremeñas, y aprovechando la cercanía de la frontera hispano-lusa, decidimos adentrarnos en el sur de Portugal, concretamente en la región de Alentejo, con el propósito de conocer de primera mano el trabajo de los artesanos de corcho en el principal país productor y transformador de este recurso a nivel mundial.
La tarea no fue fácil, ya que en las fechas en las que viajamos todo el país se encontraba en alerta sanitaria, con un grado restricción mucho más elevado que en el estado español. Así pues, tras cruzar la frontera por Badajoz y mostrar al funcionario correspondiente los justificantes requeridos, pusimos rumbo al Observatorio del Alcornoque y del Corcho en la localidad de Coruche, nada más y nada menos que la autodenominada capital mundial del corcho. A pesar de que el Observatorio se encontraba cerrado al público, uno de sus técnicos, Carlos Abreu, nos atendió amablemente y nos facilitó los contactos necesarios para cumplir con nuestra misión.
Gracias a la información proporcionada por Carlos, pudimos conocer el trabajo de Arlindo Pirralho, para lo cual tuvimos que desplazamos hasta el municipio de Couço. Arlindo, que es sacador de corcho y que aprendió a trabajar este material gracias a su padre que fue pastor de ovejas, es además lo que denominaríamos un artista-artesano, ya que es capaz de tallar en corcho y decorar con increíble buen gusto cualquier tipo de figura, sin olvidarse de los objetos y utensilios de toda la vida, a los que siempre acompaña con su toque personal. Y para ello no creáis que necesita ningún tipo de herramienta especial: le basta y sobra con su imaginación, sus manos, una caladora, un serrucho, un cuchillo, una lija, y las panas de corcho que selecciona durante la saca.
De Couço pusimos rumbo a Vendas Novas, donde teníamos una cita con Jerónimo Manuel, que como Arlindo, vende sus creaciones principalmente en las ferias de la zona, aunque en su caso también recibe encargos de particulares y empresas. Este prolífico artesano se dedica a elaborar objetos de corte más tradicional, para lo cual selecciona la materia prima entre el corcho que el mismo saca. Nos encontramos ante un autodidáctica y enamorado del corcho que gracias a su pasión consigue unos ingresos extras.
Nuestra última parada en esta región nos llevó hasta las instalaciones de la empresa Cortiçarte en Azaruja, a 20 kilómetros de Évora. En esta fábrica, desde hace ya cuatro generaciones, se elaboran artesanías de corcho cuyo destino principal es el de abastecer tanto las tiendas de artesanía de Évora, como las del resto del país.
Cortiçarte constituye un interesante ejemplo de empresa familiar, donde los operarios en verano sacan el corcho y el resto del año permanecen en la fábrica preparando las panas con destino a la industria taponera y elaborando artesanías con el corcho que no cumple con la calidad suficiente para fabricar tapones.
Las instalaciones de esta fábrica cuentan con cuatro zonas bien diferenciadas: una campa exterior para recibir el corcho, almacenarlo y airearlo una vez hervido; una área donde se selecciona el corcho, se hierve y se forman los fardos con las panas; una área donde se fabrican y almacenan las artesanías; y un local donde se exponen los productos para la venta al por mayor y al detalle.
En la zona donde se elaboran las artesanías podemos encontrar la maquinaría típica de cualquier carpintería de madera, con un limitado nivel de automatización. Así pues, podemos decir que nos encontramos ante un negocio donde la mano de obra cualificada es sin duda un factor diferencial, ya que sin las habilidades y destrezas de sus operarios no sería posible elaborar un producto final con la calidad mínima exigida, lo que nos permite clasificarla como una industria de tipo artesanal.
Desde Évora, capital del Alentejo, pusimos rumbo a latitudes más meridionales, en concreto Faro, la capital del Algarve. Y a 20 kilómetros de esta bonita ciudad costera se encuentra otro de los centros de referencia para la industria corchera portuguesa: São Brás de Alportel.
En esta pintoresca localidad nos recibió Sofía Carrusca, cuya familia es propietaria de Eco-Cork Factory, fábrica que compra corcho y prepara las panas con destino a la industria taponera. Sofia, además de la heredera de la empresa, también a conseguido diversificar el negocio a través de un emprendimiento turístico denominado Algarve Rotas (www.algarverotas.com) y de la creación de su propia marca de productos de corcho Cork Inov Nature (www.corkinov-inovacao-cortica.webnode.pt).
Esta inquieta algarveña está también detrás de la tienda de venta al detalle ubicada en el interior de la fábrica, donde podemos encontrar principalmente bisutería y complementos elaborados con tejido de corcho, algunos de ellos fabricados en un pequeño taller anexo. Todos estos espacios (fábrica, tienda y taller), han sido integrados dentro de una ruta turística temática en torno al corcho que ella misma comercializa a través de Algarve Rotas.
No queremos finalizar nuestra crónica sin agradecer el tiempo y los contactos compartidos por el personal del Proyecto TASA en Loulé, en especial a Graça Palma y Joao Ministro. Sobre esta iniciativa basada en la actualización de las artesanías tradicionales de la región del Algarve, que ya tratamos en un artículo anterior, podéis informaros a través del enlace que incluimos en el apartado del blog “Sitios de Interés”.
La segunda parada en nuestra ruta por los territorios corcheros ha sido Extremadura. Y en la parte más occidental de esta pintoresca región, a escasos kilómetros de la frontera con Portugal, se encuentra una localidad conocida como la Ciudad del Corcho, sumergida en una impresionante dehesa salpicada de alcornoques y encinas, y en la que todavía podemos encontrar un gran número de empresas que preparan el corcho con destino a la industria taponera. Estamos hablando de San Vicente de Alcántara, en el límite entre la provincia de Cáceres y Badajoz.
En este municipio se encuentra el Museo de Identidad del Corcho, un interesante espacio diseñado con el objetivo de poner en valor el ciclo producción, preparación y transformación de este material: desde la elevada biodiversidad del alcornocal de donde se extrae, hasta sus múltiples aplicaciones tradicionales y actuales -con un lugar destacado para el tapón-, pasando por las variadas manifestaciones culturales y festivas en torno al mismo.
A continuación os presentamos una muestra de los objetos de corcho más llamativos que se exponen en este peculiar museo.
Y encontrándonos en San Vicente de Alcántara, no podíamos dejar de visitar a Miguel Ángel Pacheco, artesano que está detrás de la “Casita de Corcho” y que hasta la fecha tiene el honor de ser la única tienda que conocemos consagrada al corcho natural (no aglomerado).
Miguel lleva trabajando este material desde hace 28 años y se abastece del corcho que se prepara en las fábricas de la zona. Para ello emplea principalmente una sierra de cinta, cuchillas y lijas. Sus creaciones las vende a través de su tienda-taller y de la web Corcho por Naturaleza, de la que ya hablamos en su día en este blog.
La última estación de nuestra ruta por tierras extremeñas fue la antigua Emérita Augusta, más conocida como Mérida, hasta donde nos desplazamos para conocer el trabajo de Luís Nicolás Zamoro, álias “Negrín”, diseñador del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) desde hace 35 años.
Luís es un ilustrador que realiza sus obras sobre el papel de corcho que adquiere de la industria catalana, empleando para ello diferentes pinturas y esmaltes, así como una pequeña pirograbadora que le acompaña desde sus inicios. Sus creaciones, que han llegado a ser expuestas en la Feria Internacional de Turismo (FITUR), las vende directamente entre las personas de su entorno próximo, gracias al boca-oreja. Aquí podéis disfrutar de una muestra de su arte.
Además del trabajo de Luís, el CICYTEX también alberga un pequeño espacio con una muestra de objetos antiguos, y de otros que no lo son tanto. Entre estos últimos destacan los revestimientos para fachadas y el mobiliario confeccionado con bornizo (corcho de la primera saca).
Por último nos gustaría agradecer la amabilidad y generosidad de Laura Brixedo, Directora del Museo de Identidad del Corcho, de Laura Expósito, Directora del Centro de Interpretación de la Naturaleza «Alas» y alma máter de “Corcho por Naturaleza”, y de Ramón Santiago, Ingeniero de Montes del CICYTEX.
Ya tiene fecha el primero de los talleres prácticos para la creación de artesanías de corcho que tenemos previsto organizar dentro del laboratorio de corcho SuberLab. Será la segunda semana de abril de 2021, en concreto el jueves 8 y viernes 9 (primer grupo) y el sábado 10 y domingo 11 (segundo grupo). Los talleres se impartirán en las instalaciones del Albergue La Surera de Almedíjar.
Hemos decidido impartir el mismo taller en dos grupos diferentes para tratar de cumplir la normativa en materia sanitaria y adaptarnos al espacio disponible. Cada grupo lo constituirán 8 personas, más el profesor. Para este primer taller contaremos con los conocimientos y habilidades de Moyses González Zanca, que viene desde Torremenga (Cáceres). Podéis conocer más sobre su trabajo en la siguiente página web.
Los talleres no tienen ningún tipo de coste para los alumnos/as, ya que son subvencionados por Bankia y la Fundació Caixa Castelló a través de la Convocatoria de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible 2020. Cada una de las 2 jornadas que componen cada taller será de 8 horas, 4 por la mañana y otras 4 por la tarde, con un total de 16 horas por taller. El taller es eminentemente práctico, de tal forma que se aprenderá haciendo. Los gastos de alojamiento y manutención también están cubiertos por la subvención.
Los/as interesados/as deberéis mandar un email a la dirección tecnicsase@serra-espada.org con vuestro nombre y apellidos, teléfono, el municipio donde estáis empadronados (adjuntar certificado de empadronamiento) y una breve explicación sobre cuál es vuestra relación previa con el corcho y cuáles son vuestras expectativas con respecto al taller. También tenéis que indicar cuál de los 2 grupos os interesa (primero o segundo), o si por el contrario os es indiferente.
Debido a que las plazas están limitadas a 16 personas en total, en el caso de que hubiesen más solicitudes que plazas se procederá a seleccionar a los/las participantes en función de su municipio de empadronamiento y/o de sus motivaciones.
Aprovechando que las restricciones sanitarias poco a poco van levantándose, hemos podido salir por fin de la Sierra de Espadán y con ello iniciar nuestra ruta de investigación por los territorios corcheros de la Península.
Y la primera parada ha sido -como no podría ser de otra forma- la comarca del Baix Ampurdà en Girona, concretamente el municipio de Palafrugell, situado en el sector oriental de una importante zona productora de corcho y donde se asentó el grueso de la industria taponera nacional a finales del siglo XIX.
El vínculo de esta zona corchera con la Sierra de Espadán es muy estrecho, no solo por las similitudes de un ecosistema donde predomina el alcornocal de montaña, sino también porque éste fue históricamente el destino final del corcho producido en Espadán, incluso propiciando que empresarios catalanes instalaran las primeras fábricas de tapones en tierras castellonenses a principios del siglo XX.
Ya en Palafrugell, pudimos conocer el Museu del Suro de la mano de Pep Espadalé y Àngela Martí, inmejorables anfitriones que nos descubrieron las peculiaridades del sector corchero catalán y nos facilitaron los contactos necesarios para continuar con nuestra labor.
La visita al museo nos ayudó a comprender la importancia de este material, que hasta hace menos de un siglo y debido a sus incomparables propiedades físicas y químicas, no tenía competencia. Como muestra de ello, aquí tenéis una colección de objetos fabricados con corcho.
Otra de las conclusiones a las que llegamos tras la visita al museo, es que la industria taponera alcanzó en estas tierras un grado de desarrollo y de generación de riqueza tal, que otros usos de este recurso, como por ejemplo la elaboración de artesanías, nunca fueron más allá de lo anecdótico. Para encontrar otro destino de la producción de corcho con suficiente entidad, habría que poner el foco en la industria del aglomerado, que actualmente también se encuentra en franco retroceso.
Aún así, nosotros no cejamos en nuestro empeño y pusimos rumbo hacía Capmany, en la comarca de l’Alt Ampurdà, para visitar al artista y artesano Joan Aguilera Rosell, quien amablemente nos abrió las puertas de su casa y nos mostró su colección de obras de arte. Y es que Joan es un enamorado del corcho al que la afición le viene de familia, en concreto de su padre, antiguo operario forestal y también artesano. Las herramientas que emplea Joan para trabajar el corcho son las básicas: una sierra de calar, un cutter y una lijadora multifunción. Las panas de corcho las obtiene de la industria local, aunque también aprovecha el corcho de árboles muertos que encuentra por el bosque. Aquí os dejamos con alguna de sus peculiares creaciones.
Uno de los encuentros más destacables, fue el que tuvimos en el municipio de Cassà de la Selva, en la comarca del Gironés, con Dolors Roset, técnica del área de promoción económica del ayuntamiento, y Eduard Mestres, otro enamorado del corcho y única persona en toda Cataluña que dispone del carnet de maestro artesano. Y para muestra de la calidad de su trabajo… un botón.
Dolors y Eduard nos invitaron a participar en una jornada de plantación de alcornoques con escolares, donde fuimos testigos de excepción de la importancia que las autoridades locales otorgan a la conservación de sus recursos naturales. También pudimos disfrutar de una breve pero interesante exposición sobre el desempeño de mujeres y niños/as niñas en la industria corchera catalana.
Destacar que este municipio, desde hace ya unos años, organiza anualmente la Fira del Tap i el Suro, demostrando así la importancia que tuvo -y todavía conserva- este recurso para la economía casanense, y en la que estaremos encantados de participar si, llegado el caso, nos invitan a presentar nuestra experiencia con el laboratorio de corcho SuberLab.
Finalmente queremos también agradecer la amabilidad y disponibilidad de Oriol Granyer, técnico del Consorci de les Gavarres, de Albert Hereu, Director del Institut Català del Suro, y de Guillem Genover y Paula Blanco, miembro de la Comisión Ejecutiva y responsable técnica de la Red Europea de Territorios Corcheros (RETECORK).
En esta ocasión, queremos contaros algunas curiosidades sobre el corcho que quizá no conozcáis, para lo cual hemos leído detenidamente la publicación “Diccionario Ilustrado del Corcho” de Ignacio García Pereda -a la que podéis acceder a través del siguiente enlace-, extrayendo aquella información que más nos ha llamado la atención, con la esperanza de seguir alimentando vuestro interés por este material.
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En el proceso de transformación del corcho se crea alrededor de un 70% de residuos una vez aprovechados los mejores pedazos para hacer los tapones de calidad superior. Hasta el siglo XIX, buena parte de esos restos no se reutilizaban. En muchas ocasiones, apenas se empleaba como combustible de las calderas de cocción. A su vez, el corcho bornizo, el primero que da cada árbol, inútil para conseguir buenos tapones, sólo se aprovechaba para la fabricación de unas pocas colmenas (…) La consciencia de este despilfarro siempre se puso en evidencia. Pero no fue hasta la segunda mitad del XIX se multiplicaron las ideas para sacar valor a los pequeños pedazos sobrantes, pegándolos con algún tipo de cola y creando así una primera forma de aglomerado.
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Existe la costumbre, no confirmada por las fuentes históricas, que el monje Pierre Perignon fue el responsable del comienzo del uso del corcho para tapar las botellas de champán francés. Hay quien dice que se encontró con peregrinos que volvían de Galicia con cantimploras tapadas con pedazos de este material. La leyenda poco importa, pero sí es cierto que buena parte del desarrollo del negocio del vino espumoso de la zona de Reims y Epernay se vio favorecido por las mejoras de la industria del vidrio inglés. La nueva botella acabó siendo acompañada por el uso del corcho en los cierres, material capaz de resistir la fuerte presión de los gases de los espumosos.
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En la década de 1880, un momento en el que las bebidas gaseosas refrescantes estaban cada vez más de moda en los Estados Unidos, se hacía evidente que los sistemas de cierre de las botellas eran poco eficaces. Era necesario cerrar un líquido con mucho gas a un bajo precio. Algunas bebidas se habían estropeado con cierres metálicos provocando problemas sociales de salud importantes. En 1891 Painter ideó una especie de fina hoja metálica embutida en corona y doblada de una lámina de corcho para asegurar la impermeabilidad, de donde procedió el nombre de la invención: “crown cork” [en castellano tapón corona o corcholata]. Como novedad, aparecía un tapón de uso único, desechable, de uso sencillo, con una buena impermeabilidad y muy barato. El nuevo tapón consumió arandelas de corcho natural hasta 1910, y de corcho aglomerado hasta la década de 1960. A partir de entonces comenzó a ser sutituido por PVC.
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Hasta bien avanzado el siglo XIX, los tapones se cortaban a mano con cuchillos bien afilados. El proceso de trabajo consistía en la transformación de la materia prima por el trabajo manual, con herramientas simples. Era un sistema “hombre-producto” donde los conocimientos de la materia prima, poco homogénea, estaban en el corazón del saber hacer. Como el ritmo de trabajo era marcado por el obrero, dominaba una lógica artesanal, donde la luz natural de los espacios de trabajo era importante. Este formato de fabricación tenía inconvenientes como el que los poros se cargaban del aceite aplicado al cuchillo para deslizar mejor, o que los tapones que se obtenían no eran siempre del mismo calibre. Por eso mismo, durante mucho tiempo los tapones tuvieron una forma cónica, que también permitía al tapón adaptarse a una variedad de botellas mayor.
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En países como Francia, desde hace años los colectivos de orquideófilos recurren al corcho como soporte para el cultivo de sus plantas. El corcho bornizo es muy apreciado, gracias a su aspecto natural o por elementos como sus huecos y grietas, que ayudan a las raíces de las plantas en sus sujeciones y anclajes. Su porosidad, que permite la acumulación de humedad, o su levedad son otras ventajas que buscan estos aficionados de una segmento muy especializado de la jardinería (…) En España ha surgido recientemente una iniciativa interesante. Una empresa de la comarca del Maresme, cercana a las zonas más corcheras de Barcelona o Gerona, ha pensado en el corcho como un buen complemento para los soportes de sus jardines verticales. El corcho cumple una función estética y funcional gracias a un sistema de tierras colgadas y aportando lombrices al conjunto que ayudan a auto regenerar el sistema con el cual se trabaja en permacultura.
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Los buenos tapones pueden llegar a tener una vida de 20 años, duración que se puede alargar si las condiciones de humedad o de temperatura de la botella fueron las convenientes. No es por mero capricho que las botellas se colocan en horizontal para almacenarlas; así los tapones están en permanente contacto con el vino, evitando que se resequen, lo que dejaría entrar una mayor cantidad de oxígeno dentro del recipiente. Sólo si el intercambio de oxígeno es leve, se favorece la aparición de buenos aromas reducidos en vinos de prolongadas crianzas.
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Una de las primeras grandes innovaciones de la industria corchera, después de trabajo taponero, fue el linóleo. Fue inventado en Escocia en 1863, como un “polvo de corcho mezclado con aceite de lino resecado”. Durante muchas décadas fue uno de los grandes recursos para cubrir el suelo de habitaciones o revestir paredes y techos.
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El portugués Vieira Natividade publicó en 1950 un mapa de la presencia del alcornoque alrededor del Mar Mediterráneo. Éste, ha sido uno de los mapas más utilizados para ilustrar la presencia de este árbol en Europa y en el norte de África. El luso comparaba la distribución geográfico del alcornoque con “una fuga de la especie hacia occidente… en Iberia y en Marruecos, bajo el influjo del Atlántico, ensancha y extiende su penetración continental, sólo hasta donde, no obstante, la influencia mediterránea de hace sentir, como temeroso de quebrar los lazos que lo prenden a su viejo y glorioso mundo.”
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Los cueros de piel de cabra de Marruecos producidos por los “marroquineros” eran conocidos en el mundo entero, donde se les reconocía una calidad comparable a los de Córdoba. Una parte del secreto de fabricación estaba relacionado con la corteza de alcornoque en su uso como agente “tánico” en el momento del “adobo de las pieles”, lo que daba lugar a una piel que no se pudría ni se encogía (…) El oficio tuvo una gran importancia en Marruecos hasta bien entrado el siglo XX, cuando el cromo, o especies vegetales como la acacia o el quebracho argentino sustituyeron al alcornoque, en un intento de acelerar el proceso industrial.
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Con la mejora de las máquinas de la industria corchera surgió uno de los productos más delicados y prestigiosos del sector: el papel de corcho. Hojas laminadas de espesura inferior a un milímetro, que fueron aprovechadas por editores como Octavio Viader, en Sant Feliu de Guíxols, responsable en 1905 de una edición de lujo de El Quijote (…) Pero más que el papel editorial, el gran mercado de estas hojas de corcho durante casi medio siglo fue el de envoltorio de los filtros de cigarrillos. Aunque las boquillas de muchos cigarrillos sigan hoy imitando el aspecto del corcho, las tabacaleras ya no compran este tipo de papel.
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Los colores que cubren el tronco del alcornoque después de la saca siempre han fascinado a los curiosos. En palabras de Artigas, “descorchado el tronco, presenta un color entre amarillo de cera y amarillo de paja, aproximándose más al primero, que, pasando por varias gradaciones del rojo, desde el rojo de ladrillo y rojo de sangre, hasta el rojo parduzco, termina al finalizar el turno del corcho, por adquirir el color ceniciento ó parduzco.” Precisamente, cuando el corcho presenta en las hendiduras del agrietado un color amarillo-rosado, se considera maduro, listo para una nueva pela. Normalmente deben pasar un mínimo de nueve años entre una pela y otra, o doce si se trata de los alcornoques catalanes.
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El corcho fue el primer tejido vegetal cuya estructura se observó con un microscopio. Fue descrito y dibujado por Robert Hooke en 1667; esta observación, de hecho, fue la que dio lugar a la primera descripción de las partes de la célula en la historia de las ciencias naturales (…) El corcho está constituido prácticamente por membranas celulares, no existiendo espacios intercelulares entre ellas. El contenido de la cavidad celular es gaseoso en un 89% (…) La suberina es el principal constituyente del corcho, representando un 50% del material, lo cual le confiere al corcho una elevada elasticidad. Es muy estable químicamente y su principal función es servir de barrera a los líquidos y a los microbios.
Internet vuelve a sorprendernos con un interesante documento sobre el corcho. Su título “La ecoinnovación y el ecodiseño como futuras estrategias de desarrollo del sector corchero en España” y su autor Jorge Sierra‐Pérez. Se trata de una ponencia presentada en el Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) de 2014, basada en la investigación doctoral que dicho autor desarrolló en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Podéis acceder a él a través del siguiente enlace, aunque desde SuberLab hemos creído oportuno hacer un resumen con las partes más novedosas del mismo. En cualquier caso, comentaros que haremos todo lo posible para entrevistar a su autor y tratar de actualizar sus conclusiones, teniendo en cuenta que han transcurrido 7 años desde que fue presentado.
Pero antes de meternos en harina, vamos a averiguar que es eso de la ecoinnovación y el ecodiseño, para lo cual emplearemos la definición que viene recogida en el blog dissenyproducte.blogspot.com, enriqueciéndola con aportaciones de otros autores.
La ecoinnovación se fundamenta en el aumento del valor añadido de un producto o servicio, por medio de la disminución de su impacto ambiental y el uso más eficiente (y responsable) de los recursos naturales, incluida la energía. Para conseguir la innovación, el producto deberá ser distinto y aportar mejoras con respecto a los ya existentes en el mercado.
Cuando incorporamos factores medioambientales en la etapa de diseño, con vistas a eliminar o reducir los impactos ambientales negativos de los productos o servicios a lo largo de su ciclo de vida, hablaremos de ecodiseño.
Entre los aspectos a considerar se encuentran, entre otros:
Los materiales a emplear.
Los procesos productivos y métodos de fabricación.
Su embalaje, distribución, logística, venta, reparación, etc.
El reciclado después de su ciclo de vida o su deshuso.
Para conseguir, entre otras cosas:
Minimizar o reducir el consumo de energía, agua, materia primas, productos químicos, sustancias peligrosas, etc. durante el proceso de fabricación y uso del producto.
Utilizar materiales reciclados o provenientes de fuentes renovables.
Alargar el ciclo de vida del producto.
Optimizar los sistemas necesarios para el reciclado del producto.
Volviendo a la investigación de Jorge Sierra-Pérez, ésta pone de relieve como en las últimas décadas el sector corchero español ha ido especializándose en la comercialización de corcho natural con destino a Portugal, país donde finalmente se transforma, con la excepción de la industria taponera de Cataluña, que sigue siendo líder mundial en el mercado de tapones de cava.
Entre las debilidades del sector, el documento incide por un lado en la excesiva concentración de su mercado en el sector del vino -y en menor medida como aislante en la construcción-, y por el otro en la deficiente gestión forestal de los alcornocales; mientras que entre los retos de futuro apuesta claramente por la introducción de estrategias de innovación que pongan en valor las características intrínsecas del corcho: un material natural, renovable y con unas propiedades muy bien valoradas.
Y aquí es donde entra en juego la ecoinnovación y el ecodiseño, con el fin de diversificar el mercado, aumentar el aprovechamiento de la materia prima y promover el desarrollo de las zonas rurales.
En este sentido, el sector que más está innovando en el uso del corcho como materia prima es el de productos y mobiliario para el hogar y la decoración. Estos productos van desde accesorios hasta mobiliario, tanto de exterior como interior.
En general, la mayoría de estos productos están fabricados de corcho aglomerado, el cual es un subproducto que proviene de procesar el corcho natural, lo que supone un reaprovechamiento de la materia prima. Existen varias tipologías de corcho aglomerado, siendo el corcho negro el más común. Para su elaboración no se requiere ningún aglutinante, ya que la propia resina hace que las partículas se compacten durante su cocción a 300ºC.
La fabricación del corcho aglomerado permite el diseño de productos con formas orgánicas, ya que en el proceso se utilizan moldes para dar forma al material, lo que supone una ventaja comparativa del corcho frente a otros materiales como la madera. Al emplearse moldes, estos pueden usarse repetidamente, permitiendo una fabricación en serie del producto, lo que reduce los costes de producción.
Para investigar las potenciales aplicaciones que puede tener el corcho, se deben conocer sus propiedades técnicas y concretar sus posibles usos. Con este propósito se llevó a cabo un análisis comparativo de las propiedades físicas del corcho con respecto a otros materiales, resultando el siguiente gráfico de tipo Ashby:
Según el gráfico, los materiales más próximos en propiedades al corcho son las espumas poliméricas (EPF y EPR), el neopreno (NR) y el caucho natural (CR). En la siguiente tabla se resumen las principales aplicaciones de estos productos:
Para identificar los mercados donde el corcho puede tener un mayor potencial de desarrollo en función de sus propiedades, se ha tenido en cuenta aquellos sectores donde los materiales identificados anteriormente (EPF, EPR, NR, CR) tiene sus nichos de mercado más importantes, así como aquellos donde el corcho tiene una presencia testimonial con posibilidades de aumentar.
En la siguiente figura se resumen las principales propiedades del corcho que han ayudado a centrar la búsqueda de nuevos conceptos de aplicación en los sectores identificados:
Finalmente, tras identificar los mercados potenciales, se ha realizado un análisis relacionando las características propias del corcho y las necesidades requeridas por cada uno de los ámbitos de utilización, resultando la siguiente tabla donde se muestran posibles nuevos conceptos de producto en corcho según una asociación de parámetros “propiedad-sector”:
En conclusión, los entornos de aplicación en los que el corcho tiene un gran potencial de desarrollo son aquellos donde existe una necesidad de protección de impactos, aislamiento térmico y acústico, aligerar peso o protección frente a ambientes húmedos; así como todos aquellos productos en los que el corcho aporta un valor más allá del estético: el de la sostenibilidad.