Primera edición del «Bosque Habitado» en Eslida

Bosque Habitado es un laboratorio creativo y una exposición de arte efímero con corcho natural y otros materiales sostenibles, ubicada en un alcornocal del Parque Natural de la Sierra Espadán.

Esta es una iniciativa de la asociación Cor de Suro, desarrollada en el marco del proyecto Cork Experience: El Corcho, un Mundo por Descubrir, una propuesta que promueve el turismo sostenible y creativo en los territorios corcheros. El proyecto está financiado por la Unión Europea – Next Generation EU, a través del Ministerio de Industria y Turismo, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

En abril de 2025 abrimos una convocatoria dirigida a artistas, artesanas y personas aficionadas al arte y a la naturaleza. Seleccionamos a 11 personas maravillosas que han participado en este laboratorio creativo, desarrollando un proceso intenso y compartido.

Durante 7 jornadas, han pasado por diferentes fases: conexión con el entorno, aprendizaje de técnicas con corcho natural, diseño de propuestas y finalmente, en solo 5 días, la creación e instalación de las obras que podéis encontrar si seguís esta ruta.

Se trata de una exposición de arte efímero, lo que significa que las obras están pensadas para integrarse en el entorno, y también para transformarse con él. El paso del tiempo, los animales, el viento, la humedad o la luz harán su parte en esta exposición.

La exposición estará instalada durante un tiempo indeterminado. Sabemos que no será exactamente igual a cómo se veía el día en el que grabamos esta ruta, pero esa transformación también es parte de la experiencia.

La ruta empieza en la Fuente Matilde (Eslida) donde los alcornoques han cobrado rostro. En este punto de partida empieza la exposición con una muestra que es el fruto de los talleres iniciales del laboratorio, donde las participantes aprendieron a trabajar el corcho, a experimentar con materiales naturales del bosque y a explorar nuevas formas de expresión creativa.

Antes de empezar el camino detente y descubre todos los rostros creados con bornizo, panas de corcho natural, fibras vegetales, arcilla, madera y elementos naturales del bosque como hojas de alcornoque, piñas, ramas y piedras. Hay más de una quincena de rostros, algunos más escondidos y otros más a la vista en este lugar donde el bosque empezó a ser habitado, donde se encendió la chispa del proceso artístico colectivo que culmina más adelante en la exposición principal a la que llegarás siguiendo la ruta creada tanto en Wikiloc como en Google Maps.

Fuente Matilde

Esta es la primera parte de la exposición: una serie de máscaras y rostros creados por las participantes del laboratorio, utilizando bornizo, pana de corcho natural, fibras vegetales, arcilla, madera y elementos naturales del bosque como hojas de alcornoque, piñas, ramas y piedras. Estas figuras otorgan identidad a los alcornoques y dan la bienvenida a quienes se adentran en este bosque habitado por el arte. Consigues encontrar los 15 rostros?

“Portal Bornizo” obra de Mae Calvo

La obra de Mae Calvo marca el umbral simbólico al Bosque Habitado: un portal textil y orgánico que conecta el mundo cotidiano con el de la creación y la sensibilidad. Construido con telas reutilizadas del ajuar de su madre, piezas de corcho y cuerdas teñidas con pigmentos naturales, el portal tiene dos caras. En la cara del Sol, el acceso principal, predominan los paneles cosidos a mano con piezas de bornizo, cuyas texturas evocan la corteza primaria del alcornoque. El contraste entre las fibras teñidas en tonos salmón y los hilos verdes simula el musgo de la Sierra Espadán. Las cuerdas centrales, como cortinas tradicionales, invitan a cruzar este umbral que, según la artista, puede transformar emocionalmente a quien lo atraviesa. La cara de la Luna, situada en la parte posterior, incorpora piezas de corcho de segunda extracción, con superficies más suaves y regulares, así como fragmentos de la «barriga», la cara interior de la corteza. Estas piezas se cosen sobre el tejido mediante hilos crudos en puntadas visibles, que recuerdan zurcidos y reparaciones textiles tradicionales. Las formas geométricas y el juego de relieves invitan a una lectura más introspectiva, más serena, como la noche que representa. Los hilos de ambas caras —verdes y crudos— se entrelazan y se intuyen entre sí, creando un efecto cromático y textil que dialoga con las sombras naturales del bosque. El viento completa la pieza, otorgándole movimiento y magia. Todo en esta obra es natural, recuperado o biodegradable, fruto de un proceso íntimo, emocional y profundamente respetuoso con el entorno.

«Fases Lunares» obra de Cristina Casinos

Esta obra nace de una mirada al cielo. Cristina Casinos, su autora, ha querido rendir homenaje a un astro que influye en la vida del bosque más de lo que a veces imaginamos: la luna. La luna gobierna las mareas, pero también los ritmos de crecimiento de las plantas, la floración, e incluso el comportamiento de muchos animales del bosque. Con esta creación, Cristina ha querido materializar ese vínculo invisible entre el cielo y la tierra, entre el ritmo lunar y la vida que brota bajo los alcornoques. Una obra que nos recuerda qué, igual que la luna, todo forma parte de un ciclo, y que la belleza está en el cambio.

«Borniza» máscara de bornizo encastrado, de Ana Inés Flores

¿Sabías que la piel del alcornoque demora muchísimos más años en descomponerse que su madera? Eso permite que la corteza pueda ser rehabitada por otras especies, en este caso tú mismx. Esta máscara/experiencia está diseñada para que introduzcas tu cabeza y sientas el olor, la humedad y el sonido de un tronco por dentro. Cuando entres, tómate el tiempo para conectar con tu cuerpo y con el cuerpo del árbol, percibe tu postura, tus sensaciones allí dentro, no te apresures, date el tiempo. Si hablas o cantas podrás oír tu voz de otra manera, si das golpecitos en el tronco o lo acaricias por el lado de afuera, podrás sentirlo por dentro. Esta es una invitación a recordar que también somos corteza, savia, resonancia. Una posibilidad de percibirnos como parte de algo más grande, más antiguo, más vivo. Escucha, respira, habita. El árbol te recibe.

«Alma de alcornoque» obra de Lidia Herrero

¿Cómo se siente la energía del alcornoque? La obra nació de esta pregunta, creando un personaje que representa, según la interpretación de la artista, el alma del alcornoque. Y, en este proceso de creación y contacto con el bosque se ha hecho preguntas sobre la vida, preguntas que ha escrito en unas hojas y ha metido dentro de la corteza; para que cada persona pudiera coger una y reflexionar. Siguiendo esta línea ha querido sentir lo que sería estar dentro de la corteza, ser parte, y es por ello que creó un corsé con corteza de alcornoque. Lo que ha querido transmitir es que podemos habitarnos a nosotras mismas de la misma manera que habitamos el bosque: cuidándolo, acompañándolo sin dañarlo, observándolo y escuchando.

“El tejón y el tiburón” obra de Manolo Roldán

La obra está formada por un tejón y un tiburón que se miran, fundidos con el alcornocal. Están confeccionadas con él corcho de Espadán y una mínima aportación de otros materiales naturales: cordel vegetal y varillas de madera, materiales que proceden del bosque y con el paso del tiempo volverán a formar parte de su ciclo vital. El tejón es la representación de la montaña. El tiburón representa al mar. Juntos evocan las condiciones de este peculiar microclima que sustenta este bosque mágico. La brisa marina saturada de Mediterráneo abraza a la sierra, y ésta se une a ella y la eleva, reteniendo el fluido de qué va cargada para alimentar un suelo del que surge este bosque habitado. Un bosque pleno de una realidad que valoramos muy poco pero constituye la más increíble e inusual de las magias: la de unos seres vivos que dan vida a otros, que a su vez los sustentan, formando la rica comunidad biológica de la que, como el tejón y el tiburón, no somos más que una mínima parte.

“Champiñones» una de las 3 obras de Amparo Calero

Entre helechos y tierra húmeda, la imaginación brotó como lo harían unos Champiñones. En esta obra, Amparo combina el corcho con tejidos de enea trenzados a mano, teñidos con pigmentos naturales gracias a la colaboración de otra participante. Cada champiñón nace de una técnica diferente, una pequeña muestra del oficio artesanal que honra el lugar donde habita. Forma parte de un conjunto de tres intervenciones sutiles que dialogan con rincones especiales del bosque.

“Espíritu Forestal” escultura tallada en corcho, firmada por Roberto Alba

Esta escultura tallada en corcho representa la esencia invisible pero palpable del bosque: aquello que sentimos más allá de lo que vemos. «Espíritu Forestal» evoca el susurro del viento entre las ramas, los aromas profundos del suelo húmedo, el canto de las aves, la quietud que se respira entre los alcornoques. A través de su obra, el autor nos invita a conectar con esa presencia viva y sutil del bosque, y a reflexionar sobre la importancia de preservar estos espacios naturales como legado para las generaciones futuras.

“Los seres de bosque” obra de Lucía Ruiz y su hijo Fausto

Estos pequeños seres, con sus formas sencillas y evocadoras, se integran de manera orgánica en el entorno, como si hubieran brotado del propio árbol. Sus siluetas, suspendidas delicadamente entre las ramas y el follaje, invitan a una pausa contemplativa, a un instante donde la realidad se difumina y la imaginación comienza a danzar al ritmo del viento entre las hojas. La presencia de estas esculturas de corcho en el corazón de bosque busca despertar la chispa de la fantasía tanto en niños como en adultos. En su simpleza reside una poderosa invitación a proyectar mundos internos, a inventar narrativas sobre quiénes son estos habitantes del bosque, qué aventuras viven entre las ramas y qué secretos susurra su material natural. «Bosque Habitado» se convierte así en un escenario mágico y transitorio, donde la naturaleza y la creatividad se entrelazan para recordarnos la capacidad inherente de nuestra mente para transformar lo cotidiano en extraordinario, animando el paisaje con la vitalidad de la imaginación desbordante.

«Para Pocho – Morimö» obra de Águeda Forés

«Para Pocho – Morimö» es una suerte de ritual de despedida del artista plástico Pocho Guimaraes, fallecido a principios de 2025. Según el artista, no se podía tener una experiencia completamente humana sin el aspecto ritualístico. A modo de ritual de despedida «Para Pocho – Morimö» se ha instalado en el bosque de la Sierra del Espadán una pieza realizada principalmente en corcho natural con la palabra Morimö. En la cultura bubi, a la que pertenece Pocho, el Morimö es un espíritu que anda contigo y te protege, suele ser un ancestro por parte de padre y se conecta con él atendiendo a tus sueños y vigilia y a tu imaginación. En su última etapa en su natal Guinea Ecuatorial, viviendo en Moka, Pocho cuenta que conectó con su Morimö más que nunca. A saber qué le decían sus sueños, y hasta dónde llegaba su imaginación. Adios amigo, bendecida por haberte conocido, y más humana haciendo caso al ritual, los sueños y la imaginación.

“Balancín” una de las 3 obras de Amparo Calero

Una rama caída, un arco natural en el suelo cubierto de musgo, diminutas flores y un rayo de sol atravesándolo: así nació Balancín. Inspirada por ese rincón mágico del bosque, Amparo creó esta pequeña estructura con corcho natural trabajado como bastidor, que há embogado, decorado con macramé y suspendido con cuerdas de cáñamo. Una invitación a mirar el bosque con la inocencia del juego y la alegría de la infancia. Esta es una de las tres obras que la artista ha creado para rendir homenaje a los lugares que la inspiraron.

“Elementos del Bosque” obra de Sara Cerezo

La propuesta de Sara Cerezo fué creada con elementos naturales como el corcho, fibras vegetales, palillos.. y para dar color: cúrcuma y pimentón. Representa formas inspiradas en la naturaleza del propio bosque como hojas, helechos y mariposas. Su propósito es resaltar la belleza natural de este espacio, invitándonos a apreciar y conectar con la magia que nos rodea en cada rincón del bosque.

“Cerambyx” obra de Diana Manzanaro

Cerambyx cerdo es un escarabajo grande, negro y majestuoso que vive en los bosques mediterráneos. Se alimenta de la madera de diversas especies de Quercus, como el alcornoque, pero no daña a los árboles ni al ser humano. Como muchas otras criaturas incomprendidas, ha sido tachado de amenaza, cuando en realidad forma parte esencial del equilibrio del ecosistema. Está protegido por la Unión Europea, aunque pocos saben de su existencia: pasa la mayor parte de su vida bajo la corteza, y solo emerge unos días como adulto antes de desaparecer de nuevo. Esta obra reivindica su presencia, su misterio y su derecho a existir. Con una mirada crítica hacia la forma en que el ser humano etiqueta lo que no comprende, Diana nos invita a mirar más allá del miedo y reconocer la vida que late en lo oculto. Porque el bosque no es nuestro: lo compartimos.

“Escalera” una de las 3 obras de Amparo Calero

Un hueco en un tronco llamó su atención desde el primer día. Con el tiempo, ese lugar se convirtió en Escalera, una obra que nos recuerda que todo florece a su ritmo. Los escalones de corcho sostienen una alfombra de enea cosida con cáñamo, y ofrecen un acceso simbólico a lo profundo del bosque… o de una misma. Una creación que honra lo que ya es bello sin necesidad de cambiarlo. Esta es la tercera de las tres obras que Amparo Calero ha ofrecido al bosque como parte de su recorrido artístico en Bosque Habitado.

Salida del Bosque Habitado

Puedes volver por donde viniste y cruzar el portal de salida del Bosque Habitado viendo la cara Lunar de la obra de Mae Calero o seguir el sendero por el otro lado bajando con el “Espíritu Forestal” de Roberto Alba a tu izquierda. Ayúdanos a mejorar: no te olvides de rellenar nuestra encuesta de satisfacción o ve al enlace de nuestra bio en Instagram: @bosque.habitado.

Primeros pasos de «Cor de Suro»

El pasado 30 de marzo, la presidenta de la Asociación para la Promoción de la Artesanía en la Sierra de Espadán “Cor de Suro”, Stephani T. Teichelmann, estampó su firma en el convenio con el Ayuntamiento de Eslida para la cesión de un espacio de trabajo por un periodo renovable de 4 años.

Este aula-taller, emplazado en la última planta del antiguo edificio de la Caja Rural, sito en la calle Germà Mari Esteller nº4 del citado municipio, ha recibido también una dotación generosa de mobiliario, demostrando así el interés del consistorio por seguir apostando por el desarrollo local y sostenible (no en vano esta localidad es famosa por sus “aguas, corcho y miel”).

Allí es donde lxs miembrxs de “Cor de Suro” han trasladado los equipos y herramientas adquiridos en el transcurso del Laboratorio de Corcho “SuberLab”, con la intención de empezar a manufactura artesanías y objetos de corcho natural, así como impartir formaciones en torno al origen, uso, aprovechamiento e importancia de este recurso natural. 

Con este propósito sus componentes se reúnen, de momento, una vez a la semana, aunque si hay algún evento cercano suelen aumentar la frecuencia e intensidad del trabajo, como ha sido el caso de la Feria de los Oficios celebrada el pasado 23 y 24 de abril en Almedíjar, donde además de exponer nuevos diseños, también recibieron encargos de objetos a medida e impartieron un taller para la confección de macetas de bornizo.

El puesto de “Cor de Suro” tuvo una gran acogida entre vecinos, vecinas y visitantes, quienes destacaron la originalidad y belleza de sus creaciones. 

Tras constatar en primera persona la ausencia de artesanxs que continúen trabajando de forma profesional o amateur con este material, podemos decir que “Cor de Suro” llega, entre otros, para ocupar este espacio, planteando nuevas alternativas y aumentando el abanico de posibilidades del corcho natural, más allá del clásico tapón.

Más información en: @cordesuro

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